Grabado íntegramente en directo en Pottoko Studio por Fredi Peláez, mezclado, masterizado y producido por Fredi Peláez, Hilario Rodeiro y el propio Rubén Salvador, quien para su consecución, ha contado con la colaboración de Hilario Rodeiro a la batería, Satxa Soriazu en el piano y piano Rhodes, Aritz Luzuriaga en contrabajo y bajo eléctrico, Julen Izarra al saxo tenor. Cuatro destacados músicos de la escena que junto a Rubén Salvador en trompeta y fliscorno, conforman R.S.Basque Faktor.
Inspirado en la técnica de meditación budista Vipassana, “Equanimity” es el trabajo de un músico cuya creatividad se desliza suavemente bajo los preceptos de esta milenaria enseñanza´, plagado de acentos, colores y cadencias que cohabitan con el lenguaje consustancial al jazz. Un disco con enorme contenido expresivo solamente atribuible a un artista consciente del instante, en perfecta armonía consigo mismo y con lo que realmente es. Rubén Salvador transita sobre el andamiaje sonoro propuesto por el brillante elenco de músicos que componen la formación ya desde el despliegue rítmico con aires afrolatinos de “Anapana” como punto de partida y que corresponde al inicio de la meditación donde la atención se centra en la propia respiración para pasar por la deliciosa “Vibration Triangle” y la dinámica “Vipassana” hasta llegar a “Equanimity” y “Anicca” donde la formación establece un más que interesante dialogo entre contrapuntos y líneas melódicas. La evocadora atmosfera de Adhitthana” cuyo significado literal es “firme determinación” da paso al delicado mood de “Dhamma” o “Ley de la naturaleza” para transitar por el sutil rubato de “Panna” o “Sabiduría” en clave de improvisación libre y donde Rubén Salvador comparte autoría con Hilario Rodeiro. Al más puro estilo Be- bop “Samadhi” o “Concentración” se dota de cambios armónicos inusuales y melodía contorsionada para descubrirnos “Sankhara” o “Reacción” donde Salvador vuelve a compartir autoría con Hilario Rodeiro y la banda desprovista de conceptos musicales preconcebidos transita por la improvisación para terminar este trabajo con la alegre “Metta” o “Amor desinteresado” con ritmo basado en el second line de Nueva Orleans.
Equanimity bascula bajo la inevitable ley del cambio, el instante pasajero consustancial al lenguaje del jazz, un trabajo ideado por un músico consciente de la impermanencia de las cosas, en equilibrio perfecto y ecuánime con lo que realmente es.