Nevermind Trio

Aún puede escucharse el eco de la tremenda explosión musical y artística que provocó «Nevermind» de Nirvana en todo el mundo, y por supuesto en Euskal Herria, sigue. Aquel tsunami no sólo alcanzó con su inspiración a músicos y grupos de rock afines a aquel sonido, sino también a. otros muchos, que, en principio, consideraríamos muy alejados de las violentas tormentas eléctricas del trío de Seatlle. Nuestros protagonistas pertenecen sin duda a este último grupo. Ainara Ortega (voz), Aritz Luzuriaga (contrabajo), Jorge Abadías (guitarra eléctrica) y Hasier Oleaga (batería y percusiones) decidieron en 2008 mezclar su admiración por Nirvana con su lenguaje musical natural del jazz e impregnarlo de actitud grunge. Crearon así Nevermind People, una formación que mezclaba vanguardia, tradición, valentía, frescura e intensidad, en una serie de actuaciones y grabaciones en directo que dejarían boquiabiertos a todos los aficionados de la época.

En su extenso recorrido el grupo ha saltado entre diferentes formaciones y participantes. Ainara abandonó el grupo al poco tiempo del inicio, y desde entonces, han actuado principalmente como trío instrumental, tanto en su formación original como sustituyendo el contrabajo por el saxo tenor y soprano del siempre colorista e intenso, Julen Izarra.

Todos los integrantes de Nevermind  son músicos con amplia presencia en las publicaciones jazzísticas del sello Errabal y en la escena de nuestro entorno. Hasier Oleaga ha actuado en el grupo The Heckler, en el quinteto de Teresa Zabalza o junto a Ruper Ordorika y Mikel Laboa. A Julen Izarra lo hemos podido ver y disfrutar en Trizak. Jorge Abadías, posee una larga trayectoria que incluye iniciativas como Endavant, Tapan group, Keices, Marcos Sánchez Quinteto, Wachisneis, Perro verde, etc., y ha publicado en su propio nombre excelentes obras como «A tablero» o «Zuri».

Viejo-nuevo, nuevo-viejo, grunge-jazz o jazz-grunge, 2008 o 2024. ¿Qué más da? La posibilidad de jugar con el eterno lenguaje de la música es infinita y cuando la pasión cuando nos mueve los límites de estilos y tiempos se disuelven como azucarillos en el café. Disfrutemos, pues, de esta deliciosa taza.