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Cada disco de Nevermind Trio es un capítulo aparte en la trayectoria de este grupo. Recordemos que Hasier Oleaga (batería), Jorge Abadias (guitarra) y Aritz Luzuriaga (contrabajo) se juntaron para hacer versiones de Nirvana –y de paso, volver a recordar muchos momentos vividos en la década de los 90–, y de aquella experiencia surgió Nevermind People (Errabal, 2009), primer disco del trío, con temas del grupo de Seattle y grabado con la colaboración de la cantante Ainara Ortega.
El siguiente paso discográfico fue Be (Errabal, 2011), trabajo en el que no hay ningún rastro de Kurt Cobain, y hecho con la clara intención de eliminar cualquier elemento que limitase o impidiese al trío el avance en su camino hacia la belleza y la libertad. Junto a composiciones propias inspiradas directamente en Mikel Laboa, Jordi Bonell o Wilco, los tres músicos se atrevían a adaptar el universo barroco e intuitivo de Giovani Batistta Pergolesi y Modest Mussorgski.
Nevermind Trio regresa renovado y reforzado en este tercer disco. Por un lado, el contrabajo ha dejado paso al saxofón de Julen Izarra, y por otro, el disco está compuesto íntegramente de composiciones propias, con las excepción de Dear Prudence (The Beatles), y ha sido grabado y mezclado por Timoteo Ozaeta Jalas (Potato). Con esta formación e instrumentación no habituales, los tres músicos han conseguido desarrollar un discurso musical particular y han colocado la identidad de Nevermind Trio en los sonidos vanguardistas del jazz. Sin complejos y con una clara voluntad de avanzar.