No es frecuente encontrar bandas jóvenes de blues que ofrezcan en su repertorio una colección de temas propios y que se alejen del tópico de los doce compases y mucho menos que lo hagan sin copiar literalmente a los viejos clásicos en un intento de emular con mayor o menor fortuna una fórmula, que sin creatividad puede resultar manida y que a la postre acaba siendo tediosa para el aficionado. Por si fuera poco, es mucho menos habitual escuchar bandas que usando el lenguaje universal del blues construyan canciones en su propia lengua y que lo hagan con calidad e identidad propias. Con la sonoridad que aporta el propio idioma y el ímpetu de una banda que nace en 2010 de la reunión de Jon Barreros (voz Guitarra) y Urko Ruiz de Apodaka (bajo) ambos provenientes de la escuela de música de Ordizia y que junto a Yon Labayen (piano y órgano) primero y Fermín Etxeberria (bateria) como última incorporación. Se afianzan desde 2014 como un proyecto que se cristaliza gracias a la supervisión de Fredi Peláez en los estudios Pottoko.