Dados negros rodantes
Grabado, mezclado y producido por Luis Fuente y José Funko
en los estudios LUJOSA de Gijón y masterizado en estudios Acme de Avilés por
Miguel Herrero. Un disco que sienta las bases de un proyecto fundamentado en
las ideas originales de Juanma Montero, pero con la imprescindible colaboración
del resto de componentes, guardando un equilibrio perfecto entre la música y
los textos, logrando con ello una brillante colección de canciones que ahondan
en la búsqueda de una identidad propia sin complejos y sin más etiqueta que la
que puede dispensar la extensa iconografía de la música americana.
Con un marcado acento
Blues en la instrumental e incendiaria “Rollin‘ the Dice” para transitar
por el R&B más eléctrico en el
primer single elegido como adelanto, “Moonshaker”. La banda despliega reminiscencias
de Little Feat o Faces en “Singing
Hallelujah” y recorre los terrenos del folk
rock de los setenta en “Timeless time” con la colaboración de Julián Maeso en el órgano
hammond y una sonoridad muy afín a producciones como “Astral Weeks” del
inefable Van Morrison. El Blues como
hilo conductor a lo largo de todo el disco, se manifiesta de forma ostensible
en el Boogie “Raven´s Call”
trasladándonos a los terrenos más crudos y primitivos de los doce compases. La
instrumental “Muddy Road” con la colaboración de Christian Chiloé a la batería y firmada por Luis Fuente, se recrea
en paisajes desérticos rememorando el espíritu de JJ Cale en una suerte de preámbulo que da paso a la Dylaniana “The Waiting” con la
colaboración una vez más de Julián Maeso al órgano Hammond. La banda despide
este trabajo con “Sweet Little Nothing” plagada de guiños a Marc Bolan y con una clara influencia de
los Stones.
Dicen que no hay nada más arriesgado que caminar por el
camino elegido, sea cual sea y no apartarse de él. Rollin´Black Dice ruedan por un camino pavimentado como una máquina
perfecta, cargada de brillantes canciones, un sonido espectacular y una
personalidad propia, conscientes de que sea cual sea el resultado, seguirán
rodando los dados por el simple placer de hacerlo, sin complejos, sin
etiquetas, pero sobre todo conscientes de que sin riesgo, no hay gloria.
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