Diez años después
Hay músicos que cuentan con la capacidad de transformar lo
inamovible en flexible, retratando paisajes sonoros de la quietud y del
silencio. La naturaleza como fuente de inspiración solo puede llevar al
equilibrio, alcanzar la cima para ese tipo de artistas, es tener la virtud de detenerse
cuando el movimiento se detiene, solo en el instante preciso y observar el
propio pulso de la naturaleza para hacerlo propio, dotando de notas musicales lo
que antes era solo silencio.
Miguel Salvador inicia su formación recibiendo clases de improvisación,
armonía y arreglos y cursando estudios en Musikene. Además de enfocar su
carrera hacia el ámbito de la docencia, impartiendo clases de guitarra, y
lenguaje musical de Jazz , Miguel Salvador ha colaborado con infinidad de
artistas, ha formado parte de Mauri
Sanchis Band, Zubipeko y es colaborador de Marmara Dixieland
Band. Ha participado en numerosos festivales de jazz de referencia, tanto de
ámbito estatal como internacional. En
2007 comienza su proyecto personal que se materializará con la edición de su
primer trabajo discográfico –Project- en 2009 , editando“ Viaje a Etreum “ en 2011. Compone
la música para el documental “ Bajo Cero” así como para la pelicula “Cervino”
en 2012. En 2015 sale a la luz su tercer trabajo “Código”, con la
colaboración del saxofonista Javi Alzola.
Grabado en los estudios Tío Pepe de Urduliz por Unai Mimenza.
“Diez años después” es la
consecuencia del viaje recorrido, la cúspide creativa alcanzada tras años de
trabajo por parte de un imaginativo e irrepetible guitarrísta que se hace
acompañar y que cuenta para su consecución, con la colaboración de tres
prestigiosos músicos de la escena jazzística estatal. Marcelo
Escrich tocando contrabajo, Gorka
Iraundegi tocando batería y del pianista bilbaíno Jonathan Hurtado, la mejor elección posible para la ocasión.
Lo inalterable a
veces se sustenta en la paradoja que nos proponen determinados artistas, el sonido hecho paisaje, la naturaleza
pintada de sonido. En esa constante, Miguel
Salvador rinde tributo y proporciona sonoridad a la majestuosidad de las
montañas, a su quietud única a través de su guitarra desde el título homónimo, llegando
a “Jurekentzat”, como ejercicio de reconocimiento hacia la figura del gran
montañero Jerzy Kukuczka en el treinta aniversario de su fallecimiento. El
cuarteto a partir de la experimentación de Salvador, idea la atmósfera perfecta,
recreando la casi irrealidad mágica del bosque pirenaico en “Gamoeta” para trasladarnos con la libertad que
dispensa el género, hasta los espacios infinitos de “Y las montañas hablaron” y la hermosa ortodoxia de “Orizabako citla”. Lo irrepetible del
macizo de Urkiola es el homenaje a los montes vascos a través de la accesible
melodía en ”Alluitz” mientras los
unísonos entre guitarra y contrabajo abren el espacio a la experimentación,
poniendo color a la montaña Balaitus del Pirineo, en la trepidante “La gran diagonal”. La preciosista “Entre trigales” pone de manifiesto la
sutileza del autor en un ejercicio de retrospección hacia sus propios orígenes,
alternándose los solos de guitarra, contrabajo y piano como continuación a un
equilibrado espíritu de improvisación, siempre presente a lo largo de todo el
trabajo. “Peña Castil´s ice cavern”
en la perfecta contraposición de fotogramas sonoros a cargo de la banda fruto
de la fascinación por lo ancestral, lo atemporal del macizo central de Picos de
Europa y su Peña Castil.
“Diez años después” transforma la grandiosidad de la naturaleza en
flexible musicalidad a través del Jazz contemporáneo interpretado por un músico
que posee la virtud del instante preciso, el equilibrio exacto del que observa
el pulso eterno de las montañas, de los valles y de los bosques y lo hace
propios.