oficio y madurez

En esta ocasión
Untzeta ha prescindido de las numerosas colaboraciones que vestían sus
canciones en los anteriores discos —exceptuando Seinaleak (Gaztelupeko
Hotsak, 2014)— y ha apostado por un sonido más básico y directo,
de grupo tocando juntos en una sala, que es como ha sido grabado Eguzki gorri bat en los estudios Tio
Pete, con Unai Mimenza de técnico de sonido.

Tras grabar en
solitario Seinaleak, un disco crudo y
oscuro tanto en sonido como en la temática de las letras, Untzeta cambia de
registro y vuelve con un trabajo mucho más luminoso y esperanzador, reflejado
en el tema que abre y da título al disco. En esta colección de canciones
Untzeta nos habla sobre todo del paso del tiempo, de la imposibilidad de
atraparlo (Oi denbora!), de la
fugacidad de las emociones y los buenos momentos vividos (Buhame erregina, Begira
iezaiozu zeruari, Esku hutsik), y nos trae recuerdos personales de su
infancia y juventud  (Haurtzaroaren hondartzak, Geroari beldurrik
ez) o relacionados con su pueblo
natal (Nire gaurko herria, Iraganeko lekuak), sin olvidarse de
otros temas universales como la amistad (Hor
duzu laguna) y la atracción por otra persona  (Bada
zerbait esan nahi dizudana).

Eguzki gorri bat se nutre de los
estilos e influencias habituales en la biografía musical de Untzeta: rock americano,
blues, folk, country… El oyente atento reconocerá ecos de Tom Petty, Neil
Young o Lucinda Williams en estas once composiciones llenas de buenas melodías
y atractivas atmósferas pero al mismo tiempo quedará atrapado por el oficio y
la madurez que Markos Untzeta demuestra una vez más a la hora de hacer suyas
dichas influencias.

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