Paul San Martin Meets The Broken Horns
Paul San Martin es un artista que más allá de su evidente virtuosismo instrumental demuestra a lo largo de toda su carrera una fuerte pasión por la música norteamericana. Pianista, cantante, compositor y profundo conocedor de la tradición del piano blues, su marco artístico abarca además un gran abanico de influencias que van desde el jazz, el rock and roll, el gospel o el Rythm and Blues hasta llegar a lo más granado del catálogo del American Songbook.
Paul San Martin Meets The Broken Horns rememora los sonidos de una época dorada que no existe y al mismo tiempo perdura eternamente como patrimonio universal. Los sonidos que reverberaban desde las iglesias de Mississippi hasta los tugurios de Kansas City son ahora rememorados por un extraordinario músico, cuyo corazón late bajo el hechizo de esa magia atemporal y eterna que yace bajo esos doce compases.
Grabado por Victor Sánchez en los estudios Elkar de Donostia, su quinto trabajo discográfico mantiene las cuotas de alta calidad con las que ya nos obsequió en anteriores trabajos (Tracks, Paul´s Moods, Paul & Romain Single y A French Session), con el aporte habitual de Abdell B. Bop en el contrabajo y Romain Gratalon en la batería, además de la incorporación de The Broken Horns, sección de metales compuesta por Ion Celestino trompeta, Pablo Maza saxo tenor, Javier Jaukikoa trombón. Se trata de un EP donde la personalidad artística del pianista y cantante donostiarra sintetiza en tres canciones buena parte de la tradición musical norteamericana en perfecta combinación con el resto de la banda. Como cara A tenemos Dreaming of My Baby, una composición firmada por él mismo en la más pura tradición de Nueva Orleans, destacando el trabajo de The Broken Horns y la extraordinaria interpretación vocal a cargo del propio Paul. La cara B se abre con el standard Someday, escrito por el músico y compositor de Louisiana Smiling Lewis, para acabar con la recreación del viejo clásico Lost Without You de otro de los referentes del piano Blues, Memphis Slim.
Una vez concebida, la música no es de nadie y es de todo el mundo al mismo tiempo. No pertenece a ningún sitio y es de todos los lugares. Habita en el recuerdo, y a su vez, forma parte cada día de la banda sonora de las vidas de millones de personas . Una vez concebido, el blues dejó atrás su época dorada. Salvo para aquellos que mantienen el gusto por lo genuino, Nueva Orleans, Chicago o Memphis pasaron a ser meros destinos turísticos. El Blues dejó de ser propiedad privada y se convirtió en patrimonio universal, y su patria es el corazón de todos aquellos que se dejen hechizar por la magia, por lo intemporal y por lo eterno que yace bajo los doce compases.
Dicen que la invención del piano fue para la música lo que la imprenta supuso para la escritura. Si bien es cierto que el origen de este instrumento podríamos situarlo a principios del siglo XVIII, no fue hasta los albores del siglo XX cuando el piano tomó protagonismo dentro del género. En las iglesias de Mississippi, en los tugurios de Kansas City, en los burdeles más refinados de St. Louis, el piano blues se ha convertido por derecho propio en una pieza fundamental para entender el desarrollo de esta música.
Trabajador incansable desde sus inicios a la temprana edad de quince años, este pianista donostiarra ha colaborado con innumerables artistas, participando en gran número de proyectos. Pasando por la banda Stay Blues y sus colaboraciones con Triz3ps, Soulbros, The Románticos o Mojo Hand, ha compartido escenario con artistas de la talla de Lluis Coloma, Nico Wayne Toussaint o Billy Boy Arnold.
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