Tras cuatro años de larga espera Irati Bilbao nos presenta Bloom, un trabajo que supera las expectativas creadas por su antecesor.
La duranguesa ha contado con la colaboración de Mikel Núñez al piano, Fran Serrano al contrabajo, Aitor Bravo a la bateria y como novedad, la incorporación de una sección de vientos compuesta por Álvaro Zarzuela al trombón y arreglos de viento, Xabier Arriola al fliscorno y a la trompeta y Haizea Martiartu al saxofón. Una extraordinaria configuración de banda compuesta por músicos de primer nivel que otorga a este trabajo una nueva dimensión en lo relativo a producción y sonoridad.
Grabado, mezclado y masterizado en Mecca Recording Studio de Oiartzun (Gipuzkoa) por Mikel Eceiza, Bloom nos muestra de manera explícita las capacidades vocales de esta soprano e incide en su talento compositivo, una cualidad poco frecuente si hablamos de grandes cantantes. Bloom es la puesta de largo y evolución de una artista que transita por los terrenos del Jazz clásico de manera magistral para incorporar otros elementos e influencias. Canciones firmadas por la propia Irati como, The tree o Bloom transitan por el jazz contemporáneo para complementarse brillantemente con clásicos como, I fall in love too easily y deslumbrarnos con el bolero ¿Hacia dónde?, una composición original de Marta Valdés. Delicada y sutil, Irati escribe Intimate para deleitarnos en clave de improvisación con la recreación del standard Devil may care, con una formación en plena efervescencia, plena de colores y texturas. Ecléctica y flexible la banda desarrolla Places, otra de las canciones escritas por Irati Bilbao, quien recrea y pone punto final a este trabajo con Mendian gora, una composición escrita originalmente por el cantante y compositor Imanol Larzabal y por el escritor y poeta Xabier Amuriza.
Bloom es un trabajo que colmará las expectativas de cualquier aficionado creadas alrededor de una figura de la talla de Irati Bilbao tras un excelente primer trabajo. Jazz clásico y música original aderezados de sentimiento y técnica a partes iguales, eclosionan para recordarnos que el hálito sutil que conecta el alma con el sonido y lo convierte en arte, está reservado a unos pocos, el instrumento primigenio, la voz, Irati Bilbao.