Atemporal. Esa es la palabra que viene a la
mente, al pensar en “Haruki” y verlo tan alejado de estos locos tiempos. Pero
es un adjetivo que a menudo lo otorgamos a discos dedicados a reproducir milimétricamente
sonidos y estéticas concretas sin hacer ninguna aportación, para tratar de
insuflarles cierto valor y legitimidad que realmente no merecen. La clave está
en el disfrute. El jazz es una herramienta y un campo abierto para jugar y
gozar en un momento eterno. Ayer, hoy y siempre. Esa es la sensación que
produce la música de JVERA. El más puro goce.
Jose Vera (contrabajo) y los músicos que forman su
cuarteto básico durante toda la grabación; Jacob
Sureda (Piano & Rhodes), Ariel Bringuez (Saxo tenor, soprano y
voz), Andres Litwin (batería y
percusión) conocen muy bien su lenguaje. Lo han labrado con cariño y esmero
durante años. No pueden negar que aman la elegancia de los discos que grabaron
maestros como Herbie Hancock, Wayne Shorter o Eric Doplhy en la era dorada de
Blue Note, ni la luz de la Bossa Nova inventada por Jobim y Vinicius de Moraes.
De esa guisa han vestido estas 6 composiciones propias y 4 versiones que han
grabado en Junio de 2018 en el estudio Dr No. Han matizado con finura los
detalles de cada tema gracias a las aportaciones en cada caso de los
sintetizadores de Josué Santos, la
trompeta de Raynald Colom o los
arreglos de cuerda de Miguel Ángel
Collado. Y sobre ello, las voces de Mónica
Benito y Ángela Cervantes dan una
personalidad innegable haciendo destacar a esas dos pequeñas perlas llamadas
“Cançao de Satina” y “Bamako”. Pero, cuidado, más, mucho más allá de una simple
demostración de conocimientos y destreza técnica rígida, roma y “atemporal”,
este disco es una suculenta y gozosa pieza de jazz hecha ahora que debe ser
saboreada ahora. La clave está
en el disfrute.