Grabado íntegramente en Mutriku (Gipuzkoa) en varias sesiones y producido por el propio Txuma Murugarren junto a Miguel Ramírez y Ekaitz Hernández, este su último disco, cuenta con la colaboración de Rafa Aceves en el piano, Natxo Beltrán en la batería, todos ellos artistas habituales en anteriores producciones. Para el oyente ajeno al universo musical de Txuma Mugugarren, lo que va a encontrar en Hemen beharko luke (Aquí debería de ser) es un variado catálogo de texturas propias con un excelente trabajo de producción: Belleza pop sustentada en ritmos electrónicos en temas como Ni ez naiz (No soy poeta), el suave minimalismo que sirve de lienzo al crudo texto de Dena Amiltzen (Todo se hunde) o el carácter electrónico arropado de furiosas guitarras en Ezer ez da berez (Nada es por sí mismo). Un poliédrico Murugarren, nos relata la nostálgica de Berantetsia (Impaciente) mientras muestra su lado más electrónico en clave de Pop a través de los pasajes de Lizar bat (Un fresno). Además de contar con la colaboración de Juan de Diego en la trompeta, nuevamente el carácter electrónico predomina en temas como Lagunak Joan (Los amigos se van) o Amore Bukaera (No te des por vencido), salpicados ambos con una literatura que define la cualidad consustancial de un cronista del lado más oscuro del alma humana como es Txuma Murugarren.
Hemen beharko luke es el lugar donde se muestran las dos caras de una misma moneda como sello identitario de un artista irrepetible. Palabras afiladas, flexibles, a veces incendiarias junto a una exquisita creatividad musical. Es aquí, ahora. La ambición incumplida y la batalla ganada, lo aún no vivido y lo que está por llegar. Caras de una misma moneda que al fin y al cabo, forman parte de la extraordinaria belleza de estar vivo.
«El pequeño fraude de la vida. Ese espejismo que nos pone delante. Aquello que antaño creíamos tocar con la punta del dedo. Todo el tiempo que hemos invertido en perseguir aquello que siempre parecía estar a punto de madurar. Pero, ahora que ya tenía que estar aquí, nos damos cuenta de que no ha madurado ni llegará nunca. Cada uno tendrá su propio objetivo en esa espera tan larga como estéril. Pero no debemos pensar que todas las ilusiones se han acabado para nosotros. El mensaje es que aún estamos vivos, vulnerables pero vivos y que no es el momento de tirar la toalla. La vida es escurridiza, a veces tacaña, pero al mismo tiempo nos ofrece una belleza extraordinaria. »
El mismo Txuma Murugarren ha escrito estas palabras a modo de presentación del disco y las hemos dejado intactas, ya que no se puede describir mejor la fascinación que produce esta extraordinaria colección de canciones. Lo que podemos añadir, de todo corazón, es que Txuma acierta de pleno a la hora de transmitir ese mensaje a través de estas canciones.
Una emotiva confesión creada y grabada en casa con los de casa y una reivindicación para vivir, disfrutar y sentir la vida hasta la última gota, con la buena música siempre como compañera.