El trío de **Marta Sánchez** nos trae a la memoria nombres mayúsculos como Brad Mehldau, Bill Evans o Keith Jarrett, lo que erróneamente podríamos asociar con un lirismo intrínsecamente femenino. Su innata facilidad para la melodía no deviene en
sentimentalismos, ya que su emotividad es seca, sin amaneramientos, y a menudo nos la encontramos oportunamente acotada por asonancias a la Thelonious Monk en los pasajes más boppers. Esto hace de la escucha una amena excursión por paisajes íntimamente personales, donde cada vez afloran menos dudas y menores deudas con los nombres anteriormente citados…