Iker Piris & Chris Corcoran: Con sus vetustas guitarras en Santander
El tolosarra también cantó y el londinense solo tocó (foto: Óscar Cubillo).
Miércoles 19 de febrero de 2025, Santander, Bar Rvbicón, 21 h, 8 €.
El dúo anglo-vasco de guitarristas con swing cerró en el Rvbicón, ante unas 44 almas, su segunda gira española, la cual cumplieron armados con sendas electro-acústicas: una Höfner de 1956 y una Framus de 1959.
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Al guitarrista (y estupendo cantante) de blues Iker Piris, un tolosarra, le he visto más veces actuando fuera de Bizkaia que en la provincia. En diferentes formatos le he disfrutado en el festival de blues de Mondragón, en un ciclo estival en Castro Urdiales, en la terraza de un bar del extrarradio de Valladolid… Así que no me extrañó verle hace dos miércoles en el Bar Rvbicón de Santander, donde dio un vivificante bolo de 16 piezas en 81 minutos a dúo con el guitarrista londinense Chris Corcoran, quien desde el día después, de jueves a domingo, giró por España en cuarteto coliderado por el saxofonista Dani Nel.lo, el de Los Mambo Jambo (por estas cuatro ciudades: Castellón, Madrid, Ermua y Zaragoza).
Iker Piris y Chris Corcoran cerraban una gira con el siguiente itinerario: domingo doblete, a la mañana en Logroño y a la tarde en Zumárraga, lunes libre, martes en Vitoria (Estitxu), y miércoles lo que nos ocupa, su bolo santanderino en el Bar Rvbicón, donde ya habían actuado antes y donde esta vez reunieron a 27 personas al arrancar a eso de las 9 y a unas 44 al final del bolo, y es que a esa misma hora el Real Madrid se jugaba el pase de Champions contra el Manchester City (al escribir estas líneas no sabía nada del resultado, ni del hat trick de Mbappé).

Iker Piris, con agua Solares y un chupito de güisqui que apenas libó, con una vetusta guitarra Höfner de 1956 y un amplificador inglés marca Peterson de los que usaba en los 90 Jon Scofield (me informó él al acabar), y Chris Corcoran con una botella de cerveza que no apuró y otra de agua Solares, empuñando una guitarra Framus de 1959 y usando un amplificador Supro moderno pero de diseño vintage, se lo pasaron estupendamente tocando entre ellos, engarzando con swing sus 12 cuerdas, actuando con un sentido lúdico que contagió a los parroquianos, a los que planteó Iker: «mi mujer cuando llegue a casa me preguntará qué tal me lo he pasado yo, y le diré que bien, y luego me preguntará por cómo se lo ha pasado la gente, y le responderé que bien también, y ella me dirá ‘cari, lo bien que se lo pasa el público depende de la cantidad de discos que se venden’». Y bastantes vendió al acabar Chris Corcoran, pues el tolosarra no expuso ninguno suyo para cederle todos los beneficios al londinense, que los vendía a 10 pavos (era su CD ‘Coolerator’, de 2020, eléctrico, a lo Ronnie Earl, como podéis chequear en Spotify).
Iker, que llevó la voz cantante también al comunicarse con el paisanaje (en su primer parlamento coló una frase en euskera y dijo que estaba feliz de volver a Bilbao, quizá despistado porque me veía en la primera fila), contó que ésta era su segunda gira conjunta. Que intentaron en 2020 un tour por España e Inglaterra, pero se suspendió por culpa de la pandemia del covid chino («Iberia aún me debe los vuelos, no me olvido», destacó el guipuzcoano). Su primer tour a dúo fue en verano de 2024 (también pasaron por el Rvbicón, y hay videos chulos de ello en YouTube), y como se enteró de que Chris iba a girar de jueves a domingo con Dani Nel.lo, le propuso este segundo tour conjunto que han afrontado con elegancia estética blusera de cabeza a los pies (desde las camisas retros hasta los zapatos de gala), sus dos guitarras vetustas de caja, sus amplis vintage, y sus intercambios de miradas de complicidad y sonrisas de felicidad (contagiosa, ya se ha dicho, pues la parroquia comentaba al acabar las canciones: cómo suena, fantástico, qué bonito…).

Su bolo fue muy bueno, nunca pareció escueto el formato dúo, ni siquiera en los lentos, y la parte principal la aportaron los temas instrumentales, aunque hubo varios temas cantados con la clase que le sobra a Piris, caso del inaugural blues de Chicago ‘Back to the chicken’ (vía Robert Nighthawk), el original de Piris ‘Out of control’ también muy chicagüense, un ‘Kidney stew blues’ de Eddie Cleanhead Vinson llevado a lo zíngaro, un ‘Gee baby’ en plan balada blues de la Costa Oeste, y el ‘Hi heel sneakers’ de Tommy Tucker (más conocida por Jimmy Reed, y por Elvis, por supuesto), que fue lo más facilón o previsible o purista del repertorio (lo único).
Y lo mejor o más efectivo a la hora de infiltrar felicidad al respetable fueron los números instrumentales, con las dos guitarras vetustas y de maderas ajadas insistiendo en lo zíngaro (‘Blues in the closet’), revisando sin letra ‘La canción del trabajo’ que aún canta Raphael, suavizándose con baladas de cocktail blues (‘Night owl blues’), engrasando el swing (‘Spring roll’, cuando al acabarlo Iker exclamó un «oh!» y Chris soltó un «lovely», encantador), llevando el gospel ‘Wade in the water’ al jazz instrumental, picando en lo caribeño con ‘Tristeza’ (y ellos otra vez interactuando juguetones entre sí), alcanzando quizá la cima de la cita con el incisivo y sensual ‘Coming home baby!’ de Mel Tormé (también está en el CD que vendía Corcoran, ‘Coolerator’), y, para acabar, sumando al repertorio un no previsto y melódico ‘Stompin’ at the Savoy’, con el público tarareando la melodía, y cerrando con un blues eléctrico de Freddie King, ‘The Stumble’, demostrativo de que este dúo lo puede todo, desde el swing hasta el blues modernista y roquista.
ÓSCAR CUBILLO